Resistencia a los antibióticos, una amenaza mundial.

La Organización Mundial de la Salud ha emitido un informe dónde alerta de la amenaza que supone la resistencia a los antibióticos e insta a tomar medidas urgentes y coordinadas.

Las bacterias son microorganismos unicelulares que están en todas partes, y que al contrario de lo que popularmente se piensa, algunas de estas bacterias pueden proporcionar grandes beneficios a nuestra salud. Por ejemplo, el Lactobacillus acidophilus que se encuentra en el tracto digestivo, nos ayuda en el proceso de digestión, ayudando a romper azúcares como la famosa lactosa.Sin embargo, hay determinadas bacterias que pueden provocar fuertes alteraciones de los procesos normales del organismo y son capaces de provocar enfermedades que pongan en riesgo la salud.

Los antibióticos, cada vez más complejos, tratan de combatir estas enfermedades. Por otra parte, como resultado del uso indiscriminado de antibióticos, las bacterias vienen desarrollando lo que se conoce como resistencia a los antibióticos. En otras palabras, los medicamentos que ahora sirven para curar ciertas enfermedades, probablemente dejarán de curarlas, reduciendo paulatinamente su efectividad.

Esto ha hecho saltar todas las alarmas y un grupo de especialistas, han exigido una respuesta ante la temible idea de un mundo sin antibióticos efectivos. Operaciones rutinarias, tratamientos y trasplantes de órganos serían imposibles de realizar.

El primer informe mundial de la OMS sobre la resistencia a los antibióticos, emitida el mes pasado, pone de manifiesto una grave amenaza para la salud pública en todo el mundo.

«En ausencia de medidas urgentes y coordinadas por parte de muchos interesados directos, el mundo está abocado a una era posantibióticos en la que infecciones comunes y lesiones menores que han sido tratables durante decenios volverán a ser potencialmente mortales», ha dicho el Dr. Keiji Fukuda, Subdirector General de la OMS para Seguridad Sanitaria. «Los antibióticos eficaces han sido uno de los pilares que nos ha permitido vivir más tiempo con más salud y beneficiarnos de la medicina moderna. Si no tomamos medidas importantes para mejorar la prevención de las infecciones y no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, el mundo sufrirá una pérdida progresiva de estos bienes de salud pública mundial cuyas repercusiones serán devastadoras.»

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